Redacción
28/01/2011
Bajo el foco de las cámaras y retransmitido por televisión a todo el país, el primer ministro chino Wen Jiabao ha visitado la Oficina Nacional de Cartas y Quejas, el departamento donde los ciudadanos chinos presentan sus reclamaciones.
El primer ministro habló con los “peticionarios”, nombre con el que se conoce a los ciudadanos que viajan a Pekín para presentar sus quejas y que acampan en las inmediaciones de la oficina, asistió a alguna de las vistas que se celebraban, se interesó por los casos que se presentaban y tras estrechar muchas manos prometió que las denuncias serían contestadas si tenían fundamento.
Wen declaró que era necesario crear un canal para que el público pueda criticar, sugerir y supervisar al gobierno, para ello exhortó a los funcionarios a prestar un buen servicio a los ciudadanos, estar en contacto con ellos y atender las reclamaciones.
El acto ha sido calificado de poco común por la
prensa china ya que desde que se creó la República Popular en 1949 nunca se había producido. La prensa
internacional la ha calificado de populista.
Wen es conocido por su carisma populista, siempre que se ha producido alguna catástrofe natural, como el terremoto de Sichuan, se ha desplazado y se ha esforzado en estar junto a la población. El primer ministro aparece constantemente en la televisión en todo tipo de eventos y se le ha bautizado popularmente como “El abuelo Wen”.
El “peticionario” es una figura legal que existe en la tradición china desde tiempos imperiales y que se mantuvo tras la llegada de Mao al poder. Permite que las victimas de injusticias de los gobiernos locales puedan presentar sus quejas en la capital, antes ante el emperador y ahora ante instancias superiores.
Las reclamaciones de los peticionarios es un tema sensible en China ya que en los últimos años las quejas por expropiaciones forzosas de tierra, abusos de la administración local y corrupción han aumentado exponencialmente provocando gran descontento social.
En los últimos tiempos Wen Jiabao se ha significado por alentar la necesidad de reformas políticas dentro del sistema para acercarse más a la población y dar respuesta al descontento social.
Sin embargo, sin la creación de un sistema judicial independiente y profesional resulta difícil que se pueda dar respuesta a las cada vez más abundantes denuncias presentadas.
El sistema de “peticionarios” se convierte en la mayoría de ocasiones en un pararrayos para el gobierno chino ya que las reclamaciones no prosperan o son devueltas a la administración local. Un informe de
Human Rights Watch realizado en 2009 denunciaba la existencia de “cárceles negras”, centros de detención ilegal, donde eran recluidos muchos "peticionarios" provenientes del mundo rural.