Anna Zaera
23/01/2009
El Año nuevo chino ya está aquí. También conocido como la fiesta de la Primavera, el 26 de enero se inaugura el año 4707 según el calendario lunisolar utilizado tradicionalmente en China y en otros pueblos que se han visto influidos por la cultura han, como coreanos, japoneses o vietnamitas.
Aunque el año 2009 es para muchos el año de Obama, para la tradición china este será el año del buey. Según cuenta la leyenda, los 12 animales del horóscopo chino se disputaron este orden en una carrera. La rata, muy astuta, ganó la carrera al montar a lomos del buey y saltar en el último momento. De ahí la creencia de que el buey, en su año, termina con lo que la rata inició en el anterior.
Siguiendo la interpretación del buey que marca la leyenda, se pronostica que este animal significará la vuelta a la calma después de un ajetreado 2008, dominado por una rata más bien revoltosa.
La interpretación parece fiable teniendo en cuenta que el año 4706 (2008) ha estado marcado por una mezcla de emociones intensas pero contrapuestas. Mientras China ha visto la eclosión de su poderío en los Juegos Olímpicos de Pekín, las previsiones de crisis, por otra parte, han amenazado con frenar el crecimiento del gigante asiático y los desastres naturales han dejado una estela de muerte y destrucción.
Finalizado este año turbulento, el Año Nuevo se prevé sin grandes altibajos, pero con la vista puesta en la industria china que demostrará si puede salir airosa de la recesión económica internacional. En el plano político, China seguirá su habitual tendencia pragmática a la espera del rumbo que tome la esfera internacional con la elección del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
En definitiva, después de un año 4706 agitado para China, parece que este nuevo año se presenta más calmado según los pronósticos tanto místicos, como reales.
Entre la tradición y la realidad
Cuando llega esta fecha,
la rutina se paraliza en China. Millones de personas viajan de la ciudad al campo en una de las mayores migraciones que vive el planeta cada año. Los chinos se desplazan para pasar las fiestas en familia, del mismo modo que los ciudadanos chinos fuera del país celebran en sus países de acogida esta fiesta que ya es internacionalmente conocida.
Desde Pekín a Nueva York y desde Singapur a Barcelona, los chinos preparan el ágape de Año Nuevo con los suyos, celebran ceremonias religiosas en honor a los dioses y regalan sobres con dedicatorias de buenos augurios a sus seres queridos.
El origen de la festividad de año nuevo se remonta miles de años atrás según rescatan las leyendas. Una de las más famosas cuenta que Nian era una bestia cruel y feroz que los ancianos pensaban que podría devorar a gente el día de fin de año. Para asustarla, los vecinos colgaban rimas escritas en papel rojo en las puertas, se encendían antorchas y se tiraban petardos durante toda la noche, ya que se suponía que Nian tenía miedo al color rojo, al fuego y a los estruendos. Al día siguiente, la sensación de triunfo y renovación inundaban el ambiente y mantenían a Nian lejos durante todo el siguiente año.
Aunque muchos jóvenes ignoran estos cuentos ancestrales, en todos los hogares se revive la leyenda y se festeja el Año Nuevo a conciencia. La gente se afana en limpiar las calles y decorar las casas con flores y farolillos, mientras que familiares y vecinos se saludan diciendo “gong xi fa cai” que significa “felicidades” o “muchas riquezas”.
Mientras que para muchos estos rituales de
Año Nuevo representan un aliento de aire fresco después de un año de frenético trabajo, para muchos jóvenes el peso de la tradición parece ahogarles. Hasta tal punto es así, que muchos chinos ven como sus vidas poco tienen que ver con las de sus ancestros y se sienten presionados para ofrecer la imagen familiar arquetípica que los padres esperan de ellos.
En los últimos días los medios de comunicación internacionales han revelado que muchos jóvenes se anuncian en Internet ofreciendo dinero para que una chica se haga pasar por su novia en las fiestas familiares.
Las celebraciones en familia terminan quince días después del día fijado como de cambio de año. El día 15 se celebra la fiesta de las linternas, momento en que jóvenes y ancianos salen a la calle para desfilar con los farolillos en mano.