Redacción
13/01/2011
Las autoridades chinas han demolido sin previo aviso el estudio que Ai Weiwei había construido en Shanghai. El artista asegura que la orden de derribo se debe a
motivaciones políticas.
El estudio de Ai Weiwei había recibido los permisos para ser construido, pero según las autoridades locales no se había seguido el procedimiento estipulado, por lo que pasó a ser considerado ilegal.
El edificio se encontraba en una zona que iba a convertirse en un núcleo de creación artística. Otro estudio vecino también habría sido demolido. Ai tenía intención de dedicar el edificio, en el cual había invertido más de un millón de dólares, a un centro de educación e investigación artística con espacio para residencia.
Según ha declarado el propio artista a varios medios, las autoridades locales fueron las que inicialmente le propusieron unirse a este proyecto de creación de un cluster artístico en la zona, aunque después llegaron a proponerle salvar el edificio si lo cedía para ser convertido en un museo sobre agricultura.
Estas instalaciones, diseñadas por el propio Ai y que tras dos años de trabajo estaban a punto de ser finalizadas, recibieron la orden de derribo en julio pasado. Sin embargo, se había comunicado que la demolición se llevaría a cabo tras la llegada del nuevo año del conejo, que empieza el 3 de febrero.
La repentina destrucción, sin previo aviso y durante la noche, ha evitado que se llevaran a cabo protestas de apoyo al artista, como había ocurrido anteriormente. El pasado mes de noviembre, 800 personas organizaron una fiesta en las instalaciones a la cual él no pudo acudir porque se encontraba retenido en su domicilio de Pekín desde dos días antes.
Ai Weiwei, de 53 años, ha sido una figura clave en el arte contemporáneo chino en las últimas dos décadas e incluso fue escogido para diseñar el estadio olímpico de Pekín, el conocido como Nido de Pájaro.
Sin embargo, su activismo político le ha enfrentado duramente al gobierno chino. En los últimos años, Ai ha multiplicado sus declaraciones a favor de los derechos humanos y la democracia y contra la corrupción en la administración china. Además fue una de las voces más críticas tras la muerte de miles de niños en el terremoto de Sichuan al derrumbarse sus escuelas.
También ha mostrado su apoyo al disidente Liu Xiaobo, premio Nobel de la Paz de este año. Pero según el propio Ai, las autoridades de Shanghai estarían especialmente molestas por haberse involucrado en otros dos casos.
Por un lado, el de Yang Jia, un ciudadano que mató a seis policías tras ser detenido y golpeado por conducir una bicicleta sin licencia. Yang se convirtió en un héroe para muchos, pero fue ejecutado. El otro caso sería el de Feng Zhenghu, un abogado y activista que pasó tres meses en un aeropuerto de Tokio porque las autoridades de Shanghai le denegaban la entrada en el país.