Redacción
02/03/2011
El ministro para las Minorías Religiosas de Pakistán, Shahbaz Bhatti, ha resultado muerto al ser tiroteado, en una zona residencial de Islamabad, el vehículo en el que se dirigía al trabajo. Bhatti defendía la reforma de la
ley antiblasfemia, igual que el gobernador de la provincia del Punjab,
Salman Taseer, asesinado por uno de sus guardaespaldas a principios de enero.
Shahbaz Bhatti, uno de los líderes del partido del presidente Asif Alí Zardari, el PPP, y claro defensor de la armonía interreligiosa, sabía que estaba amenazado, especialmente tras el asesinato de Taseer. Pero seguía determinado a reformar una ley que castiga con pena de muerte a quien sea considerado culpable de insultar al Islam.
Bhatti era el único ministro pakistaní de confesión cristiana y consideraba que la ley antiblasfemia, implantada hace tres décadas, se usaba para atacar a las minorías religiosas del país.
Por el momento nadie ha reivindicado el atentado, pero en el lugar del tiroteo se han encontrado folletos amenazando de muerte a toda persona que se oponga a esta ley religiosa. Los asesinos han conseguido escapar, pero se cree que podrían pertenecer al grupo Tehrik-i-Taliban, el grupo talibán del Punjab.
Tras la muerte en enero de Taseer, un líder también muy cercano al presidente Zardari, Bhatti había explicado a la BBC que había recibido
amenazas anunciando que sería asesinado si seguía trabajando en la reforma de la ley antiblasfemia, pero declaraba que no se dejaría intimidar por los fundamentalistas y los terroristas.
En el momento del asesinato no llevaba guardaespaldas, un hecho sorprendente que el gobierno ha anunciado que investigará.
La ley antiblasfemia ha sido objeto de controversia, con manifestaciones a favor y en contra, desde que en noviembre pasado una mujer cristiana fuera condenada a muerte por haber supuestamente insultado a Mahoma, aunque ella lo había negado.
Desde el gobierno de Islamabad se ha alertado de que los fundamentalistas están intentando acallar cualquier opinión progresista, humanista o liberal, y que el conjunto de autoridades públicas deben alzar la voz para preservar la esencia de Pakistán.
Mientras el gobierno de Pakistán se enfrenta a graves problemas de estabilidad política y financiera agravados por el reciente incremento del precio de los carburantes, la facilidad con que se ha producido el asesinato de un alto cargo como es un ministro hace aumentar la preocupación por la posible infiltración de islamistas radicales en las fuerzas de seguridad o en los servicios secretos.