Conocida como “la ciudad de la eterna primavera”, ofrece la posibilidad de practicar el senderismo, paseos a caballo o en bicicleta e incluso visitar a las tribus que todavía residen en las colinas...
En el centro de Vietnam, Dalat fue durante la era colonial, gracias a sus frescas temperaturas, frondosos parques, lagos y saltos de agua, una estación de montaña donde refugiarse del agobiante calor de la costa. Hoy, el “progreso” ha transformado el encanto de la pequeña localidad, con sus villas de estilo francés, y se ha apoderado de parte del paisaje. Pero todavía ofrece hermosas vistas sobre la llanura que la rodea. Es aconsejable visitar los restos del Palacio de Verano del emperador Bao Dai, que conservan una colección de obras de arte y objetos domésticos, y la galería de arte Hang Nga, diseñada por la artista y arquitecta Dang Viet Nga.