Redacción
01/09/2011
El Tribunal Supremo de Australia ha declarado ilegal los acuerdos de asilo pactados con Malasia. La decisión tumba las leyes con las que el gobierno laborista pretendía combatir la inmigración ilegal y las peticiones de asilo.
La sentencia, que no se puede apelar, considera ilegales los
acuerdos firmados con Malasia a través de los que Australia se permitía expulsar a Malasia solicitantes de asilo indocumentados a cambio de recibir refugiados identificados.
El acuerdo preveía expulsar a los actuales 800 solicitantes de asilo de Australia y recibir 4.000 refugiados registrados de Malasia.
El tribunal ha tenido en cuenta que Malasia no ha firmado la convención de Naciones Unidas sobre refugiados. Por seis votos contra uno el tribunal considera que no se puede deportar a personas que buscan asilo y menos a un país donde no existen garantías que se respeten sus derechos.
El acuerdo que la primera ministra, Julia
Gillard, pretendía extender a otros países es un intento para frenar la llegada a Australia de barcos patera con inmigrantes ilegales que normalmente utilizan las costas de Malasia como puerto de partida. Los laboristas aseguran que pretendían endurecer las leyes para combatir las mafias de tráfico de personas.
Más de 6.200 personas llegaron a las costas australianas en 2010 demandando asilo, provenientes de zonas de conflicto como Afganistán, Sri Lanka, Irán o Irak.
La primera ministra laborista ha asegurado que la decisión de la justicia es decepcionante y que pretende reescribir la ley de inmigración. Ha advertido que el fallo obligará a reabrir centros de internamiento.
Las organizaciones pro derechos humanos se han felicitado por la decisión del tribunal Supremo y han recordado que entre los 800 refugiados que iban a ser expulsados hay un importante número de homosexuales que serían represaliados en Malasia.
La oposición conservadora se ha apresurado a criticar la falta de solvencia del gobierno laborista de Gillard y su falta de capacidad para luchar contra la inmigración ilegal, un tema candente en la sociedad australiana.