Las factorías en Bangladesh vuelven al trabajo tras el trauma de derrumbe
Decenas de cuerpos inidentificables de víctimas del derrumbe de una fábrica en las afueras de Dacca días atrás han sido enterrados para evitar el riesgo de epidemias por el avanzado estado de descomposición. El número de muertos supera los 400 pero el trauma va más allá de las cifras y, a pesar de que las empresas manufactureras han vuelto al trabajo tras la fiesta del 1 de Mayo, el caso ha conmocionado a unos trabajadores que toman conciencia de su situación de explotación.
Redacción
02/05/2013
De hecho, la manifestación del Día del Trabajo este 1 de Mayo en Dacca ha estado marcada por la tragedia del derrumbe del complejo Rana Plaza, en la localidad de Savar, el miércoles 24 de abril. Los manifestantes pedían, además de medidas de seguridad en las factorías, la condena a muerte de los propietarios del edificio.
Y los días entre el hundimiento del inmueble y la fiesta del 1 de Mayo los trabajadores de las manufacturas en Bangladesh se negaron a trabajar como medida de presión para conseguir una mejora de la seguridad.
Además de los bajos sueldos alrededor de 30 euros mensuales para confeccionar miles de piezas de ropa que luego pueden venderse en Europa cada una por esa cantidad, los trabajadores de la industria manufacturera de Bangladesh trabajan en condiciones a menudo infrahumanas.
Así se ha demostrado en el caso del Rana Plaza. Incluso las autoridades, habitualmente laxas en los controles sobre estas industrias, habían ordenado la evacuación del edificio porque las grietas aparecidas en sus muros indicaban que no era seguro.
Los propietarios de los talleres no hicieron caso de las advertencias y la tragedia resultó inevitable. Una vez perdida toda esperanza de encontrar supervivientes, el balance de víctimas es de 427 muertos y 2.500 heridos de diversa consideración.
Ocho personas han sido detenidas por su responsabilidad en el derrumbe, entre ellas el propietario del edificio, Sohel Rana, que es a su vez líder local de las juventudes del partido gobernante, la Liga Awami.
En cuanto a la responsabilidad de los países ricos, donde se venden las prendas confeccionadas a bajo precio en Bangladesh, la Unión Europea se plantea exigir una mejora de las condiciones de trabajo en el sector manufacturero bajo la amenaza de suspender el llamado sistema de preferencias comerciales, que da a los fabricantes un fácil acceso a los consumidores europeos.
Unos tres millones de ciudadanos de Bangladesh, principalmente mujeres, trabajan en los talleres textiles que nutren a las grandes marcas de la distribución en el primer mundo.