Redacción
30/06/2011
El objetivo no ha sido elegido al azar. El hotel Intercontinental es utilizado habitualmente por altos funcionarios afganos y en el momento del atentado se encontraban alojados gran parte de las autoridades regionales que debían participar en la conferencia convocada por el presidente, Hamid Karzai, para coordinar el traspaso de las competencias de seguridad que durante el mes de julio se producirá en siete provincias afganas.
La ISAF tuvo que utilizar hasta helicópteros para abatir a los terroristas que en la noche del martes atacaron el hotel y se mantuvieron fuertes durante cinco horas armados con lanzagranadas y fusiles Kaláshnikov. El atentado ha costado la vida a 11 civiles, dos policías y a los nueve integrantes del comando. Decenas de personas han resultado heridas entre miembros de la ISAF, huéspedes del hotel e invitados a una boda.
La acción se puede interpretar como una demostración de fuerza de los talibanes para negociar en mejores condiciones con el gobierno de Afganistán y un desafío a las fuerzas internacionales.
Karzai mantiene contactos con la insurgencia taliban desde hace meses con el beneplácito norteamericano, que sólo ha puesto como condición no negociar con los grupos responsables de atentados.
El atentado se ha llevado a cabo una semana después que el presidente estadounidense, Barak Obama, expusiera su plan para abandonar Afganistán y transferir las competencias de seguridad al gobierno afgano. Diez mil soldados norteamericanos abandonarán Afganistán antes de final de año y 33.000 antes de septiembre de 2012.
Además de un recordatorio del poder de los talibanes ante el traspaso de poderes, también hay que subrayar que no se trata de una acción aislada. El mes pasado fue atacada la base italiana de Herat, una de las ciudades que también pasará a control del gobierno afgano.
Financial Times recoge la información que el think-tank International Crisis Group ha advertido que se están intensificando los ataques armados. Aseguran que se ha producido una intensiva campaña de asesinatos de funcionarios del gobierno y que los insurgentes han reforzado su presencia en provincias y distritos cercanos a la capital, e incluso están creando gobiernos a la sombra ante la debilidad del estado.
Parece que los talibanes intentan mostrar que además de aumentar su poder en las provincias pueden atacar y sembrar el terror con bastante efectividad en la capital.