economía, política y cultura de Asia
Viernes, 26 de abril de 2024
noticia
El comunismo chino, en plena forma a los 90
Aniversario Partido Comunista China

China aprovecha el 90 Aniversario del Partido Comunista para exhibir sus logros como potencia emergente
Sin título Redacción 30/06/2011 El Partido Comunista de China cumple 90 años y lejos de poder considerarle un anciano, su salud parece reforzarse ante los nuevos retos de la sociedad china en su carrera por convertirse en la primera potencia mundial.

Además de la puesta en marcha de una línea de tren de alta velocidad entre Pekín y Shanghai, de la inauguración del puente sobre el mar más largo del mundo y la presentación de su primer portaviones, acontecimientos todos ellos llamados a reforzar las celebraciones de este aniversario, los dirigentes comunistas chinos puede esgrimir a su favor la gran transformación económica que ha situado a China desde principios de los noventa en un crecimiento anual medio entre el 7% y el 10% del PIB.

Porque a pesar de continuar llamándose comunista, el partido es el garante de este éxito económico y de la estabilidad social que en términos generales ha acompañado la emergencia de China como gran potencia en el nuevo capitalismo de la globalización.

Deng Xiaoping, el artífice de la reforma, el “Pequeño Timonel” que condujo a China del atraso provocado por los últimos delirios del maoísmo a la solvencia de la potencia emergente actual, era un comunista convencido, aunque, parafraseando uno de las expresiones habituales en la China bajo su liderazgo, “con características chinas”.

El pragmatismo económico que llevó a China al éxito está en los genes de la sociedad china y en el del propio Partido Comunista. Cuando se apartó de éste, provocó, como con el Gran Salto Adelante o la Revolución Cultural, los grandes fracasos de la historia china reciente.

En el fondo, una cierta forma de pragmatismo ya dirigió la Larga Marcha y el lento ascenso del comunismo en China en detrimento del régimen republicano del nacionalista Chiang Kai-chek. Cuando el enemigo ataca, las fuerzas comunistas se repliegan, una táctica del maoísmo que le permitió vencer al final a pesar de partir en marcada inferioridad de fuerzas.
Recoger pacientemente el anhelo de dignidad de los campesinos y trabajadores chinos hizo fuerte a Mao y al Partido Comunista.

Por tanto, la esencia de la actual República Popular, llamada a ser la primera economía mundial en poco más de diez años, radica en el Partido Comunista, es decir, en una organización que precede a la propia existencia del estado.
China ya era una república desde 1911, pero cuando Mao Tse-tung proclamó la República Popular en 1949, el socialismo y las múltiples versiones, más o menos extremas que ha presentado en la milenaria China, pasaban a dominar completamente el devenir del país más poblado del Planeta.

Para lo bueno y para lo malo, porque el éxito económico y social chino de las dos últimas décadas no se ha traducido todavía en la instauración de un régimen de libertades que muchos intelectuales y activistas reclaman desde el incómodo ámbito de disidencia.

Nada ha permitido que el régimen comunista chino aflojara el control sobre la disidencia a pesar los grandes acontecimientos recientes y la mala imagen que ante el mundo la represión de las aspiraciones democráticas pudiera generar.

Sabedores de que las economías occidentales necesitan el mercado chino como motor, especialmente desde el estallido de la crisis financiera de 2008, los dirigentes chinos han obviado las presiones de la comunidad internacional para la liberación de los máximos exponentes de la disidencia, como el último Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, encarcelado por reclamar libertades políticas.

Es más, incluso figuras reconocidas anteriormente por el régimen, como el artista Ai Weiwei, han sufrido en carne propia las consecuencias de criticar la política de derechos humanos de la dirección comunista.

De golpe, un artista reconocido, que había participado en el diseño de una de las obras emblemáticas de los juegos de Beijing 2008, el estadio conocido como “El nido”, era acusado de fraude a hacienda, curiosamente tras posicionarse en contra de las autoridades.

Poco antes de este aniversario, ha sido salido de la cárcel bajo la promesa de no hablar con la prensa occidental. El disidente Hu Jia también obtenía recientemente la libertad bajo fianza tras permanecer entre rejas tres años y medio.

En consonancia con el reforzamiento de la presión sobre los disidentes, las autoridades chinas también han aumentado el grado de “vigilancia” sobre la prensa extranjera en los últimos meses, en particular durante las semanas de auténtico riesgo de contagio de la primavera árabe.

Los tímidos intentos de convocar a través de las redes sociales concentraciones pacíficas en algunas de las zonas comerciales más transitadas de Pekín durante la primavera acababan chocando con un férreo dispositivo policial que a menudo doblaba el número de convocados.

Si bien es cierto que la opción de manifestarse en las calles chinas es remota, por el trauma dejado en el régimen por los acontecimientos de Tiananmen en 1989, el posible desafío para la legitimidad social y política del gobierno comunista proviene más bien de la clase media emergente así como de las desigualdades persistentes.

El gobierno de Wen Jiabao y el presidente Hu Jintao son plenamente conscientes de ello y aplican medidas de corte a menudo populista para recuperar la confianza perdida de muchos chinos, que ya no aceptan que el desarrollo se haga a cualquier precio, el de la desigualdad, el de la corrupción, el coste para el medioambiente.

Ya no da tanto igual el color del gato con tal que cace ratones. Muchos chinos quieren pasar a disfrutar de libertades que hasta hoy, volcados en adquirir calidad de vida, no necesitaban.

Durante veinte años se ha tratado de ganar dinero y progresar socialmente; hoy los dirigentes chinos deben empezar a plantearse cómo canalizar políticamente el deseo marcado de la clase media emergente por una sociedad más libre y justa, donde los derechos no se midan por el volumen de yuanes en la cartera o la pertenencia al Partido Comunista.

El Partido Comunista de China celebra con todo orgullo, justificado, su 90 aniversario, pero debe empezar a calibrar si podrá celebrar su primer siglo de vida, en 2021, sin acometer el gran reto pendiente de la democratización.

Probablemente sea gracias al éxito del modelo de crecimiento económico basado en el férreo control político que China esté ya madura para la democracia, eso sí, con toda seguridad, democracia “con características chinas”, o lo que sería lo mismo, libertades políticas siempre que no amenacen la estabilidad, “armonía” en la terminología actual del Partido Comunista.
Comentarios
Doc
24/07/2011 23:07
Thanks for writing such an easy-to-undresatnd article on this topic.
Añadir comentario
*
*

* Campos obligatorios
asia, país a país
filet separador 400
 sin titulo
Suscripción
Sigue desde asiared...
 sin titulo
VIIISimposio_Imagen
filet separador 400
boletines de asiared.com
Boletín electrónico de Asiared
OEC asiared negocios
titulares asiared negocios
asia más cerca asiared negocios
Síguenos en...
    http://www.asiared.com/es/img2/2014/06/linkedin-logo-2crev-4641.PNG       
Ticker asiared
Ticker de Asiared
ebooks de asiared
 sin titulo
Título de la imagen
100 consejos léalo en ebook
Dossier: El sueño de China
Accede a + información en…
 sin titulo
asiaredpymes
asiared también en tu móvil
Versión Iphone
asiared de ...
Asiared de cine
asiared de libros
asiared de viajes
asiared de negocios
fotogaleria
Texturas en el sur de China
asia en
qué le ofrece asiared
Zona inferior
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para recopilar información estadística sobre su navegación y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias, generada a partir de sus pautas de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información