Redacción
08/06/2011
El crecimiento económico de los países del Asia Oriental y el Pacífico --excepto Japón-- mantiene su fuerza aunque se ralentiza y en relación al aumento del PIB de 2010, que se sitúo en el 9,6%, caerá más de un punto, según los datos publicados en el informe
Perspectivas económicas mundiales 2011 que acaba de dar a conocer el Banco Mundial.
El organismo aconseja a los países en desarrollo que aborden reformas estructurales, adaptadas a sus realidades, para equilibrar el crecimiento y poder hacer frente las presiones inflacionistas.
En el Asia-Pacífico, el principal problema es el aumento de la inflación, que ha alcanzado el 5,3% en abril de 2011. La subida de los precios de los alimentos y los activos internos constituyen el principal reto a medio plazo.
Se espera que las iniciativas de endurecimiento de las políticas monetarias y fiscales consigan enfriar la economía para conseguir un crecimiento más sostenible. Se considera un éxito la reorientación para incentivar la demanda interna que ha generado un descenso del superávit en cuenta corriente que caerá del 9,3% registrado en 2007 hasta el 3,6% con que se espera finalizar 2011.
El Banco Mundial prevé un crecimiento económico del 7,5% en 2011 para la región del Sur de Asia, que también muestra una moderada desaceleración en relación al 9,3% del 2010. La ralentización se debe a las políticas financieras adoptadas para frenar la rampante inflación y los déficits fiscales.
El aumento del precio de los carburantes y los alimentos debilita el consumo interno que se ve compensado por el aumento de las exportaciones. El crecimiento se recuperará en 2013 y se prevé que roce el 8%.
La institución diferencia entre el fuerte impulso de las economías de India, Bangladesh y Sri Lanka y la situación de países como Pakistán o Nepal que pueden quedar rezagados debido a la inestabilidad política y las dificultades para abordar políticas macroeconómicas.
Las perspectivas para las economías emergentes de Asia-Pacífico son muy optimistas si las comparamos con la visión general de Europa (que incluye los países de ingresos altos y los que se encuentran en vías de desarrollo) donde las preocupaciones por la solvencia financiera de algunos países, el alto nivel de desempleo, la reforma bancaria y la contracción del consumo en los hogares lastran la economía.
El Banco Mundial prevé que, conforme los países en desarrollo alcancen su plena capacidad, el crecimiento se ralentizará del 7,3% de 2010 a alrededor del 6,3% anual a partir de 2011-2013.
Los países ricos experimentarán una ralentización del crecimiento del 2,7% de 2010 al 2,2% en 2011, antes de aumentar al 2,7% y al 2,6% en 2012 y 2013, respectivamente.
En términos globales, el PIB crecerá un 3,2% en 2011 y un 3,6% en 2012.
Justin Yifu Lin, primer economista y primer vicepresidente de Economía del Desarrollo del Banco Mundial, ha asegurado que “sin embargo, otro aumento de los precios ya elevados del petróleo y los alimentos podría frenar significativamente el crecimiento económico y perjudicar a los pobres”.