
Redacción
23/07/2010
Los datos recogidos por Naciones Unidas en el informe “
El consumo de droga en Afganistán” señalan que la población que consume droga en este país se ha duplicado en los últimos cinco años, de forma que ahora ya casi el 3% de la población adulta afgana es adicta al opio o a la heroína.
Si a este porcentaje le añadimos los adictos a otras sustancias como el hachís o los calmantes, el total de afganos que consume drogas asciende a casi un millón. Esto supone el 8% de la población, es decir, el doble que la media a nivel mundial.
El responsable de la
ONUDC, Antonio Maria Costa, atribuye este aumento del consumo a la necesidad de la población afgana de evadirse de las penurias de una vida diaria en un entorno de guerra y también como una forma de automedicación contra el dolor y el cansancio.
“Tras tres décadas de traumas relacionados con las guerras, el fácil acceso a narcóticos baratos y las dificultades para acceder a tratamientos han llevado a un gran, y creciente, problema de adición en Afganistán”, señala Costa en el
informe.
Sin embargo, el consumo de opio les hunde más en la miseria. “Provoca problemas de salud, sociales y de comportamiento, pérdidas de empleos y hace aumentar los crímenes y los accidentes”, añade Costa. Una parte importante de los adictos actuales empezaron a consumir drogas como refugiados o inmigrantes en los vecinos Irán y Pakistán.
Con todo, uno de los datos más alarmantes de este informe es el aumento en un 50% del número de padres adictos que hacen ingerir opio a sus hijos, especialmente en el norte y sur del país, en las regiones donde más se produce. Este hecho no sólo agrava las consecuencias sociales del consumo de drogas sino que además “condena a la siguiente generación de afganos”.
Desde el anterior informe de estas características, elaborado en 2005, los consumidores habituales de opio han aumentado un 53% hasta las 230.000 personas, mientras los de heroína lo hacían en un 140% llegando a los 120.000.
Pero ante estos alarmantes incrementos, sólo un 10% de los consumidores de droga han recibido algún tipo de tratamiento médico para superar su adicción. Por ello Costa considera que a la hora de diseñar los programas internacionales de ayuda al desarrollo en Afganistán se debería tener más en cuenta esta problemática y aumentar los recursos destinados a la prevención y el tratamiento contra la drogadicción.
Actualmente no es difícil acceder a la droga en un país que produce el 92% del opio que se consume en todo el mundo. Este cultivo, que se ha extendido desde el inicio de la intervención internacional a pesar de los programas para su erradicación, es una de las principales fuentes de ingresos de los talibanes y de otros grupos insurgentes, según otro informe de
Naciones Unidas publicado en 2009.