Redacción
01/04/2011
La situación en la planta nuclear de Fukushima Daiichi sigue lejos de estar controlada. Los altos niveles de radiación que se detectan en el agua del mar demuestran que se están produciendo filtraciones de agua y no se consigue avanzar en la refrigeración de cuatro de los seis reactores.
El ejecutivo nipón ha avisado a los cerca de 200.000 evacuados forzosos de un perímetro de 20 kilómetros alrededor de la central que se preparen porque no podrán regresar a sus hogares en mucho tiempo. El portavoz del gobierno, Yukio Edano, ha asegurado que aunque el objetivo es estabilizar la central nuclear no se podrá regresar a la zona ni en días, ni en semanas.
A pesar de las recomendaciones de la ONU de ampliar el área de evacuación a 40 kilómetros, el gobierno sostiene que el nivel de radiactividad no representa un peligro para la salud y mantiene la exclusión forzosa sólo en 20 kilómetros. Eso sí recomienda abandonar la zona a los que viven entre 20 y 30 kilómetros, ante la dificultad de hacer llegar suministros.
El presidente francés, Nicolas Sarkzy, ha pedido desde Tokio que se promueva una nueva regulación de la industria nuclear a nivel mundial.
Sarkozy, que se ha convertido en el primer jefe de estado en visitar Japón, ha anunciado que convocará una reunión del G-20 en el mes de mayo en Paris para proponer ideas y que se debatan conjuntamente con la AIEA. El objetivo es crear un nuevo estándar de seguridad nuclear internacional y que esté listo para finales de año.
Las
críticas contra la empresa operadora de la central nuclear, Tepco, arrecian. Se han vuelto a producir errores de comunicación al dar de nuevo mediciones falsas de niveles de radiación. También se acusa a la compañía de no suministrar la suficiente protección a los trabajadores en la central.
Tepco ya ha anunciado que cuatro de los seis reactores han quedado muy dañados y serán desmantelados, mientras que el gobierno sostiene que toda la central será clausurada. El ejecutivo de Naoto Kan sopesa la posibilidad de intervenir la compañía y hacerse con el control.
El gobierno ha iniciado un gran operativo militar para
buscar desaparecidos del terremoto y posterior tsunami del 11 de marzo. La operación se realiza conjuntamente entre militares japoneses y norteamericanos que participan con barcos y aviones de reconocimiento.
Es la mayor operación de rescate en la historia de Japón. La búsqueda se centra en las zonas costeras de las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima, excluyendo los 20 kilómetros de exclusión forzosa alrededor de la central. Se calcula que el número de desaparecidos supera todavía los 16.000 y el de muertos los 11.000.