Redacción
06/07/2011
El gobierno japonés ha anunciado que realizará
pruebas de resistencia en todas sus centrales nucleares para comprobar si superarían eventuales catástrofes naturales como el tsunami del pasado 11 de marzo que provocó el accidente nuclear en Fukushima.
Con esta medida el gobierno pretende generar confianza y superar la crisis de la central nuclear de Fukushima Daiichi, el peor accidente nuclear de la historia después de Chernobil.
Todavía hoy, 35 de los 54 reactores nucleares que tiene Japón permanecen fuera de servicio debido a que están en proceso de reparación o sometidos a revisiones. Además las encuestas muestran que la mayoría de la población no quiere que vuelvan a ser reconectados.
El ministro de Industria, Banri Kaieda, ha anunciado que se medirá la resistencia de todas las centrales ante eventuales desastres naturales como terremotos o maremotos para garantizar su seguridad.
También ha hecho un llamamiento para que se reconecten a la red el máximo de reactores posibles para hacer frente a la grave crisis de energía que sufre el país.
Se ha pedido a las grandes empresas que reduzcan el consumo de electricidad al menos un 15% y también a toda la población del noroeste del archipiélago.
Las nucleares generan el 30% de la energía que consume Japón y antes de la crisis nuclear se pretendía poner en funcionamiento 14 nuevos reactores en los próximos 20 años. El primer ministro Naoto Kan ya ha anunciado la necesidad de apostar por otro tipo de energías.
En el informe que, a principios de junio, Japón presentó a la AIEA reconoció oficialmente que no estaba preparado para un accidente como el de Fukushima y que la central no resistió la fuerza del tsunami. Las pruebas de resistencia intentarán poner remedio a este problema y sobre todo generar confianza en la población.
El ejecutivo japonés ha aprobado un segundo paquete de ayudas a la reconstrucción valorado en 24.700 millones de dólares, que debe ser ratificado por el parlamento a finales de mes.
La
dimisión ayer del recién nombrado ministro para la Reconstrucción, provocada por unas desafortunadas declaraciones que ofendían a las víctimas de la catástrofe, añade más desgaste a la deteriorada posición del primer ministro Naoto Kan.