Redacción
17/02/2011
Ai Weiwei ha protagonizado la actualidad del mundo del arte en los últimos meses con un controvertido montaje en el museo de referencia del arte contemporáneo londinense, la Tate Modern. El artista ha tapizado el suelo de la famosa Sala de Turbinas con cien millones de pipas de porcelana pintadas a mano por 1.600 artesanos chinos imitando las originales. Un auténtico “trabajo de chinos” que precisamente es la reflexión que propone el creador con este montaje. Las pipas son aparentemente iguales, pero al estar hechas a mano todas son diferentes. Simulan objetos reales, pero no lo son. Parecen una copia reproducida industrialmente, pero en realidad son creaciones únicas…
El montaje, titulado “
Sunflower Seeds” (Semillas de girasol), ha levantado una gran polvareda, en el más estricto sentido literal del término. Ideado para que el público pudiera experimentar con la obra tocando y jugando con las pipas, éstas, al ser pisadas y rozar entre ellas, desprendían un polvo de cerámica tóxico, ya que las pinturas tenían un alto contenido en plomo. Ante los riesgos para la salud, el museo se ha visto obligado a acordonar las pipas y prohibir su acceso. Toda una metáfora del made in China que se puede ver hasta el 2 de mayo de 2011.
El artista ha realizado 10 series reducidas (con sólo 100.000 pipas) de este montaje. Una de ellas es la que se ha
subastado en Sotheby's.
Un coleccionista ha pagado 563.550 dólares por las cien mil pipas. El lote pesa unos cien kilos y según los cálculos sale a unos 4,14 euros por pipa
Ai Weiwei sigue acaparando portadas en la prensa, pero en esta ocasión la subasta es una buena noticia que contrasta con las que ha protagonizando últimamente
A principios de esta misma semana se anunció que se cancelaba la primera exposición en solitario que se iba a celebrar en China. Aunque las razones no han sido muy explícitas, se ha dado a entender que los organizadores han querido evitar conflictos con las autoridades y han pospuesto la exposición.
El Ullens Center for Contemporary Art (UCCA), un centro de arte pionero en Pekín y buque insignia del famoso distrito 798, por donde han pasado las primeras figuras del arte contemporáneo chino, había preparado la primera exposición en solitario del artista que debía inaugurarse en primavera. La muestra consistía en una treintena de piezas, entre fotografías, esculturas e instalaciones, pero finalmente ha sido cancelada.
La decisión parece estar relacionada con las presiones que recibe el artista por su abierta posición crítica con la falta de libertades. En enero, las autoridades demolieron el estudio que estaba construyendo en Shanghai con voluntad de convertirse en un centro de investigación artística. El motivo oficial es que no se adecuaba a la normativa y por tanto era ilegal.
El creador también fue confinado en su domicilio entre noviembre y diciembre del año pasado para evitar que realizara declaraciones o asistiera a la ceremonia de entrega del premio Nobel de la Paz al disidente Liu Xiaobo, que permanece en prisión en China.